La grasa del propio cuerpo es un recurso muy valioso para devolver volumen al rostro, ya que la posibilidad de rechazo es prácticamente inexistente .

 El procedimiento  se realiza bajo  anestesia local y generalmente se toma el injerto del  abdomen o la parte interna del muslo. La grasa aspirada se procesa  y se coloca usando microcánulas muy delicadas mediante la inyección de pequeñísimas cantidades en los tejidos, de tal manera que  esta grasa quede rodeada de tejido que pueda aportar oxígeno y otros  nutrientes para que prenda y sobreviva el lipoinjerto.

Las áreas trabajadas pueden inflamarse, sobre todo los labios es por esta razón importante  el uso de frio local los 3 primeros días, además del reposo.

Es una buena práctica el  “sobre corregir”  discretamente,  que significa inyectar un poquito más grasa de la que se necesita, porque del 25 al 30% de las células grasas trasplantadas se reabsorberán.

Un efecto adicional positivo es  la excelente  mejora de la calidad de la piel de las zonas tratadas.

Áreas que se beneficiarían:

  • Pérdida de volumen en las mejillas (hundidas).
  • Depresiones en la sien.
  • Pérdida de proyección en pómulos.
  • Pérdida de proyección de mentón.
  • Surcos nasogenianos y labiogenianos profundos.
  • Aumento de labios.
  • Corrección de secuelas de otros procedimientos (depresiones, irregularidades etc.).